Te cuento

Lo extraordinario

Hasta hace no tanto creía que mi relación con lo extraordinario se reduciría a la contemplación casual de las historias de héroes y heroínas del último tercio del telediario.

De lo extraordinario sólo esperaba ser testigo desde el sofá de mi casa.

Pero no.

Tú eras lo extraordinario, Pilar.

Extraordinaria eras tú, diciéndome que todo iba a ir bien cuando yo me deslizaba periódicamente en una espiral de drama, precariedad laboral y desamor post-adolescente.

Ahí estabas tú, siempre, extraordinaria, ofreciéndome refugio y luchando también tus batallas mientras crecíamos juntas.

Te echo de menos.

Me imagino llamándote un poco antes de medianoche para contarte ‘la última’; recogiéndote por casa para ir a hacer no sé qué recado; eligiendo contigo una colcha para el cuarto de Julia; viendo -otra vez- ‘Leyendas de pasión’ o una de Disney o ‘Pulp fiction’ o ‘La princesa Mononoke’.

friends

No sé si volveré a vivir lo extraordinario después de ti. No sé si estamos hechos para que nos deslumbren más de un par de veces en esta vida.

Doy gracias por haberte disfrutado y porque aunque ya no estés te sigo pensando como si cada vez que llaman a mi puerta tú fueses a estar al otro lado.

Hoy, como siempre, te abrazo y te sonrío.

Todo cambia y nada cambia.

Felices 27+7, π.