Si la voz te enamora...
Si la voz te enamora, no te pases por la emisora.
Esto lo escuché por primera vez del que fue mi primer jefe al poco de empezar a trabajar con él.
Con ese chascarrillo hacía referencia a esa costumbre que tiene el oyente de radio de intentar ponerle cara a las voces que escucha dando las noticias o haciendo entrevistas.
Casi siempre son muy benévolos cuando dibujan en su mente a quienes les acompañan en directo desde el proceloso mundo de las ondas.
También pasa con las voces del doblaje: Brad Pitt, Ewan McGregor, Robert Downey JR y Peter Facinelli, que físicamente no tienen mucho que ver entre sí, tienen detrás al mismo actor para darles voz en España, Daniel García.
El señor García tampoco se asemeja mucho a ninguno de los mencionados, pero ¿quién se imagina un timbre mejor para el inspector David Mills de Se7en, o el atrevido Tristan de Leyendas de pasión?
Seguramente si yo coincidiese en una cafetería con Daniel García y le escuchase hablar a un par de mesas de mí, algo me atraería hasta su posición irremediablemente.
Lo mismo pasaría si en otro lugar coincidiéramos con Nuria Trifol, encargada de doblar a Anne Hathaway, Scarlett Johanson, Keira Knightley y Natalie Portman.
A alguno le faltaría tiempo para llegar hasta donde estuviese, esperando encontrarse con un compendio de esas actrices.
Alguna vez he dejado caer por estas líneas mis inquietudes respecto al doblaje.
Me empezó a llamar la atención por cuestiones de herencia familiar (mi tía-abuela Julia se dedica aún hoy a ello en Barcelona) y en cuanto me dejé enamorar por la radio quise aprender a trabajar con la voz.
Después de unas cuantas horas de ejercicios, cursos, clases y un máster, he acabado haciéndome una idea de lo que tengo prendido a la garganta y para qué cosas funciona mejor.
En una escapada playera que hice junto a dos buenas amigas hace ya unos años me tocó llamar a cierta estación de autobuses para ver cómo íbamos a volver a casa.
Por lo visto, a mis compañeras les impresionó mi tono azafata de Iberia, que es el que pongo cuando llamo a un sitio a pedir algo.
Cuando digo que les impresionó, quiero decir que aún se ríen cuando se acuerdan de esos 45 segundos de conversación.
Antes que ellas ya había advertido esta impostación mía mi querido hermano, que me imita con mucha gracia cuando me oye usar ese recurso al teléfono o cara al público (a veces también se me escapa in situ).
¿Que cómo suena?
Pues una octava más alta que mi tono normal.
En mi último trabajo en radio estuve en Informativos y ponía en el aire unos cuantos boletines cada fin de semana.
A los pocos días, uno de los editores me metió en una cabina y me tuvo bastante rato trabajando los graves para que no sonase tan encantandora (sic).
También me lo había comentado uno de los técnicos, que me decía que me salía un tono demasiado dulce.
Por lo visto, cuando estaba en Programas mi registro vocal sí era adecuado, pero para hacer información necesitaba sonar más dura.
Hice todo lo posible por sonar más seria y eso es todo lo que puedo decir en mi favor.
A mediados de este año estuve metida en un curso/taller de radio creativa y confirmé las sospechas que me quedaban (que no eran muchas) sobre qué sensaciones despertaba al hablar.
Digamos que si algún día me veo sin trabajo, siempre puedo recurrir a montarme un 906 o al doblaje de películas de dos rombos, tal y como me ha insinuado en varias ocasiones mi querido Miguel Deza, gran actor y profesor de doblaje y mejor cowboy.
Quizá alguno de vosotros me conoce y sabe cómo sueno…
Para aquellos que NO PODÉIS VIVIR PENSANDO EN ESO, he aquí un montaje que preparé en el cursillo antes mencionado en el que me da la réplica el gran Adrián Matute, compañero periodista, hoy en tierras noruegas.
De regalo, una cuña que grabamos con varios compañeros y que me encargué de montar para el profesor Adolfo Sánchez Romero, todo un enamorado de la radio, especialmente de la que hacen sus alumnos.
En la cuña yo soy la que hace de voz corporativa en la segunda parte, en lo que constituye un claro ejemplo de mi tono azafata de Iberia, ya mencionado.
Ya sé que el sonido de Ivoox no es que sea mágico…
Si alguno tuviera verdadero interés por tener los audios en mejor calidad, no tiene más que pedirlo y se lo mando a donde sea.
De todas formas, no olvidéis el consejo que da título a estas líneas.
Que luego os lleváis sustos.